El mar Caribe, llamado poéticamente “el archipiélago de los siete colores” por Félix Martí Ibáñez, es igualmente conocido con la designación de Archipiélago de las Antillas. Comprende las Antillas Mayores (Cuba, Haití, República Dominicana, Jamaica y Puerto Rico), las Antillas Menores y las Bahamas. Las Antillas Menores -igualmente llamadas Pequeñas Antillas- dan forma a un grupo insular que forma una especie de arco, ubicado al sudeste de las Grandes Antillas, que se extienden desde la zona oriental de Puerto Rico hasta la costa este de Venezuela.
Por sus condiciones físico-químicas el mar Caribe posee importantes extensiones de arrecifes de coral y pastos marinos; el 14% de los arrecifes de coral del mundo se presentan en esta zona.
En las aguas tropicales del mar Caribe la temperatura promedio es de 27 °C y no varía más allá de 3 °C. La salinidad es alta entre los meses de enero y mayo y más baja entre junio y diciembre. Hacia el otoño del hemisferio norte la salinidad desciende en el extremo sur este del mar Caribe, esto por las descargas de las cuencas del río Orinoco y el río Amazonas.
Existe una corriente marina principal que atraviesa entre las Antillas Menores y recorre aguas al sur de Puerto Rico y República Dominicana con rumbo hacia el estrecho entre la Península de Yucatán y Cuba para entrar en el Golfo de México. Otras corrientes importantes son el giro entre Nicaragua y Colombia, la corriente dentro del Golfo de México y la corriente de salida del Golfo que pasa por el estrecho de la Florida.
Las intensas gamas de azul del mar Caribe están relacionadas con su limpieza, su profundidad y con las leyes físicas que obedece la luz. Las moléculas del agua absorben de manera selectiva las distintas longitudes de onda del espectro visible. Las ondas de frecuencias cercanas al rojo son absorbidas rápidamente, por eso el agua tiene tonos azulados, complementarios de los rojizos. Las frecuencias azules pueden viajar muchos metros a través de las aguas claras y profundas del Caribe y su dispersión produce el efecto turquesa. Las partículas orgánicas en suspensión también influyen en el colorido, ya que dispersan la luz azul. Pero el magnetizante turquesa no es exclusivo del Caribe. Otras regiones del mundo disfrutan de mares teñidos del mismo color, pero lo que ocurre es que no han sido tan explotadas publicitariamente como los caribeños.
Los arrecifes de coral
Definición
Un arrecife de coral es una estructura de piedra caliza que proporciona refugio para casi un cuarto de toda la vida marina que hay en los mares. Son hogar de más de 4.000 especies de peces, 700 especies de coral y miles de otras plantas y animales.
Un arrecife de coral es una estructura de piedra caliza que proporciona refugio para casi un cuarto de toda la vida marina que hay en los mares. Son hogar de más de 4.000 especies de peces, 700 especies de coral y miles de otras plantas y animales.
Muchas veces confundido como planta o roca, el coral se compone de animales diminutos y frágiles conocidos como pólipos y de los esqueletos de estos cuando mueren. Hay dos tipos de coral: el coral duro, cuya estructura de carbonato de calcio (también conocido como piedra caliza) forma los arrecifes de coral (ej. coral cerebro) y el coral suave, que por su forma y flexibilidad se asemeja más a las plantas.
Un pólipo de coral es el verdadero animal del coral, y juntos por millares forman las colonias de corales. Son parientes invertebrados de las anémonas y medusas.
Estos pólipos usan el carbonato de calcio del agua para formar la estructura de piedra caliza que los protege, son de hábitos nocturnos, por lo que por la noche pueden apreciarse sus pequeños tentáculos cuando están alimentándose.
Estos pólipos usan el carbonato de calcio del agua para formar la estructura de piedra caliza que los protege, son de hábitos nocturnos, por lo que por la noche pueden apreciarse sus pequeños tentáculos cuando están alimentándose.
Reproducción
La reproducción del coral varía dependiendo de la especie. Algunas especies son hermafroditas, produciendo tanto esperma como huevos al mismo tiempo. Otras especies producen colonias de un solo sexo, por lo que una colonia produce solo esperma y otra produce solo huevos.
La reproducción del coral varía dependiendo de la especie. Algunas especies son hermafroditas, produciendo tanto esperma como huevos al mismo tiempo. Otras especies producen colonias de un solo sexo, por lo que una colonia produce solo esperma y otra produce solo huevos.
Formación
Un arrecife coralino está formado por numerosas colonias de coral y diferentes variedades de: algas, esponjas, sedimentos y moluscos. Son estructuras complejas compuestas por muchas capas de pólipos y otros organismos muertos, y sobre ellos una fina capa de pólipos y organismos vivos.
Un arrecife coralino está formado por numerosas colonias de coral y diferentes variedades de: algas, esponjas, sedimentos y moluscos. Son estructuras complejas compuestas por muchas capas de pólipos y otros organismos muertos, y sobre ellos una fina capa de pólipos y organismos vivos.
Los arrecifes de coral son uno de los ecosistemas más antiguos del planeta. Las primeras etapas de la evolución del arrecife de coral comenzaron hace 400 millones de años. Algunos arrecifes de coral tienen más de 10.000 años.
Alimentación
ImportanciaLos arrecifes de coral son un recurso valioso con beneficios inestimables:
● Muchos países dependen de ellos para sostener su industria pesquera y su alimentación, ya que sirven de hábitat para muchas especies marinas de consumo humano con gran importancia económica (como meros, chapines, langostas, carruchos, arrayados, colirrubias y pulpos).
● Proveen protección a las costas de la erosión y los embates de las mareas y olas fuertes durante tiempo de tormentas y huracanes.
● Son fuente de recreación y estimulan el turismo, atrayendo millones de buceadores y visitantes por su diversidad, belleza y colorido.
● Los arrecifes también son importantes para el turismo de forma indirecta, por las playas de arenas blancas y rosadas que se forman de los esqueletos de corales, conchas y algas que las hacen tan atractivas para los turistas.
LocalizaciónLos arrecifes florecen en aguas tropicales donde las condiciones ecológicas favorecen su crecimiento. La temperatura del agua, la salinidad, la claridad del agua y los bajos niveles de nutrientes son los factores que regulan el desarrollo de los arrecifes de corales.
Se estima que los arrecifes de coral cubren una superficie de 600 mil km2 en el Pacífico, el Índico, el Caribe y el Mar Rojo, limitados a zonas tropicales en latitudes inferiores a 30º, entre el Trópico de Cáncer y el Trópico de Capricornio, donde la temperatura nunca es menor de 18ºC (también podemos encontrarlos donde fluyen las corrientes cálidas como en Florida y en el sur de Japón). A estas temperaturas hay mayor deposición de CaCO3 necesario para la construcción de los arrecifes. Es por esto que los arrecifes son más comunes en el lado este de los continentes donde las aguas cálidas y las corrientes ecuatoriales son transportadas por los giros de corrientes oceánicas. En términos generales un arrecife puede crecer 1mm por año en la escala vertical y alrededor de 8 mm anuales horizontalmente.
Su desarrollo más importante es en aguas poco profundas y hasta los 12 m, aunque podemos encontrarlos hasta una profundidad de 90 m.
Están restringidos al ambiente marino y no toleran la baja en salinidad, por lo que son poco comunes en costas con desembocaduras de grandes ríos. Es por esto que los arrecifes son raros en la costa este de América del Sur donde desembocan grandes ríos como el Río Amazonas y el Orinoco.
Están restringidos al ambiente marino y no toleran la baja en salinidad, por lo que son poco comunes en costas con desembocaduras de grandes ríos. Es por esto que los arrecifes son raros en la costa este de América del Sur donde desembocan grandes ríos como el Río Amazonas y el Orinoco.
La Gran Barrera de Coral es el mayor arrecife de coral del mundo extendiéndose por unos 2.600 km frente a la costa de Queensland, Australia.
Alimentación
En los tejidos de los corales formadores de arrecifes, viven algas simbiontes (las zooxantelas). Las zooxantelas son algas fotosintéticas que necesitan luz solar. Su concentración puede ser de hasta 1 millón de células por centímetro cuadrado. Por este motivo se encuentran de 25-70m de profundidad en aguas claras. En esta simbiosis mutualista tanto el coral como la zooxantela se benefician. El coral le provee a la zooxantela un ambiente seguro; y además nutrientes tales como dióxido de carbono, fósforo y nitrógeno, componentes de desecho de la respiración celular del coral. A cambio sus hospedadores reciben productos fotosintéticos como oxígeno y moléculas orgánicas provenientes de la fijación de dióxido de carbono y aumentan su capacidad para depositar carbonato de calcio. A su vez los corales utilizan sus tentáculos con nematocistos para atrapar el plancton (zooplancton, o animales microscópicos, y fitoplancton, o plantas microscópicas, que flotan en las corrientes marinas) que está asociado a los arrecifes. Aún así la contribución energética total de la zooxantela es mucho mayor que la obtenida del plancton. Sin esta asociación simbiótica, la riqueza en biodiversidad de diversos grupos de invertebrados y peces que vemos en los arrecifes no sería posible. Las aguas tropicales son pobres en nutrientes pero es aquí donde los arrecifes se desarrollan. En las altas latitudes, con grandes cantidades de nutrientes, se estimula el crecimiento de las algas, las cuales crecen más rápido que el coral y compiten por el espacio en el arrecife. El agua turbia y la sedimentación afectan el crecimiento del arrecife no sólo porque afectan la capacidad de filtración de los tentáculos del pólipo del coral sino por la atenuación de la luz solar en la columna de agua que afecta la capacidad fotosintética de la zooxantela.
Amenazas
Amenazas
Los corales pueden ser amenazados por causas naturales como las olas generadas por los huracanes que azotan a los trópicos, los cambios en la temperatura y la salinidad del agua, la depredación por otros organismos tales como peces, caracoles y estrellas de mar. El crecimiento rápido de las algas en el arrecife puede matar a los corales ya que compiten entre sí por luz y espacio.
El blanqueamiento de corales es provocado por la expulsión de las zooxantelas y se le ha atribuido a pequeños aumentos en la temperatura. Se ha asociado esto a la mortalidad de muchas colonias de corales que en ocasiones parecen recuperarse naturalmente.
El blanqueamiento de corales es provocado por la expulsión de las zooxantelas y se le ha atribuido a pequeños aumentos en la temperatura. Se ha asociado esto a la mortalidad de muchas colonias de corales que en ocasiones parecen recuperarse naturalmente.
La cianobacteria Phormidium corallyticum ataca a colonias de coral de diversas especies. Los filamentos del alga provocan lesiones que facilitan la penetración de bacterias sulfooxidantes que son las que a su vez causan el daño más grave. Se estima que la infección es más probable en aguas poco turbulentas y contaminadas.Pero los corales han evolucionado por millones de años y se han adaptado para defenderse de las causas naturales. La alta fecundidad, la producción de nematocistos, extender sus pólipos únicamente de noche son sólo una muestra de estas adaptaciones.
Hay otras amenazas para las cuales no se han adaptado. Los efectos antropogénicos tales como la contaminación, deforestación, extracción indiscriminada y la sobrepesca son algunos de los factores que podrían desestabilizar el ecosistema.
La contaminación puede afectar de diversas maneras a los corales: Cualquier substancia que afecte la claridad del agua, como el exceso de sedimentación causada por los dragados de las costas, la erosión ocasionada por la deforestación, afectará a las zooxantelas y su habilidad de fotosintetizar. Las aguas usadas y fertilizantes aumentan la cantidad de materia orgánica y por tanto causan eutrificación en el agua. Esto estimula el crecimiento de las algas que al crecer más rápido que los corales asfixian los pólipos y compiten por espacio en el suelo marino con los corales. Los contaminantes por agentes químicos o biológicos pueden ser tóxicos y matan los corales. La descarga de aguas calientes de plantas generatrices de energía es tan letal como cualquier veneno ya que los corales están adaptados a las temperaturas estables del trópico. Los pescadores, buzos y visitantes pueden perturbar al arrecife de vvarias formas: daños provocados por las anclas de sus embarcaciones, tirando basura o alterando el equilibrio de las comunidades al pescar demasiados peces y poner en peligro la capacidad reproductiva de las poblaciones.
La contaminación puede afectar de diversas maneras a los corales: Cualquier substancia que afecte la claridad del agua, como el exceso de sedimentación causada por los dragados de las costas, la erosión ocasionada por la deforestación, afectará a las zooxantelas y su habilidad de fotosintetizar. Las aguas usadas y fertilizantes aumentan la cantidad de materia orgánica y por tanto causan eutrificación en el agua. Esto estimula el crecimiento de las algas que al crecer más rápido que los corales asfixian los pólipos y compiten por espacio en el suelo marino con los corales. Los contaminantes por agentes químicos o biológicos pueden ser tóxicos y matan los corales. La descarga de aguas calientes de plantas generatrices de energía es tan letal como cualquier veneno ya que los corales están adaptados a las temperaturas estables del trópico. Los pescadores, buzos y visitantes pueden perturbar al arrecife de vvarias formas: daños provocados por las anclas de sus embarcaciones, tirando basura o alterando el equilibrio de las comunidades al pescar demasiados peces y poner en peligro la capacidad reproductiva de las poblaciones.
ImportanciaLos arrecifes de coral son un recurso valioso con beneficios inestimables:
● Muchos países dependen de ellos para sostener su industria pesquera y su alimentación, ya que sirven de hábitat para muchas especies marinas de consumo humano con gran importancia económica (como meros, chapines, langostas, carruchos, arrayados, colirrubias y pulpos).
● Proveen protección a las costas de la erosión y los embates de las mareas y olas fuertes durante tiempo de tormentas y huracanes.
● Son fuente de recreación y estimulan el turismo, atrayendo millones de buceadores y visitantes por su diversidad, belleza y colorido.
● Los arrecifes también son importantes para el turismo de forma indirecta, por las playas de arenas blancas y rosadas que se forman de los esqueletos de corales, conchas y algas que las hacen tan atractivas para los turistas.
● Modifican significativamente la dirección y velocidad de las corrientes marinas permitiendo el establecimiento de comunidades asociadas a este sistema como las praderas de yerbas submarinas (plantas superiores que producen flores y frutas; por ejemplo la Thalassia) y el manglar.
● Exportan nutrientes a los sistemas terrestres y reciben nutrientes de estos sistemas terrestres.
● En ellos se encuentran muchos animales que son fuente de alimento de otros organismos superiores, formando unas redes alimentarias importantes.
● Extracción para artesanías y joyería: Las especies de coral son utilizadas en el negocio de los ornamentos secos, coleccionados y comercializados como artesanías y joyería. Los adornos de coral y la joyería son a menudo vendidos a los turistas y exportadores.
● Minería para la construcción: En África del Este, sur Asiático y el Pacífico, los corales son extraídos como caliza y material de construcción. Algunas veces los pedazos de coral son también extraídos para ser usados como ladrillos o relleno de carreteras. La arena y la piedra caliza de los arrecifes de coral también son convertidas en cemento para la construcción de nuevos edificios.
Gran valor escénico, por su variedad y diversidad de colores y formas. Son fuente de recreación para muchas personas dedicadas al deporte del buceo
● Extracción para acuarios marinos: El coral vivo es colectado para ser usado por la industria de acuarios marinos públicos y privados.
● En ellos se encuentran muchos animales que son fuente de alimento de otros organismos superiores, formando unas redes alimentarias importantes.
● Extracción para artesanías y joyería: Las especies de coral son utilizadas en el negocio de los ornamentos secos, coleccionados y comercializados como artesanías y joyería. Los adornos de coral y la joyería son a menudo vendidos a los turistas y exportadores.
● Minería para la construcción: En África del Este, sur Asiático y el Pacífico, los corales son extraídos como caliza y material de construcción. Algunas veces los pedazos de coral son también extraídos para ser usados como ladrillos o relleno de carreteras. La arena y la piedra caliza de los arrecifes de coral también son convertidas en cemento para la construcción de nuevos edificios.
Gran valor escénico, por su variedad y diversidad de colores y formas. Son fuente de recreación para muchas personas dedicadas al deporte del buceo
● Extracción para acuarios marinos: El coral vivo es colectado para ser usado por la industria de acuarios marinos públicos y privados.
● Recolección para uso médico: Los científicos mantienen investigaciones constantes en diferentes laboratorios del mundo en búsqueda de productos naturales, es decir, substancias químicas producidas por organismos del arrecife, como esponjas, gorgonios, algas y tunicados, que puedan servir como medicamentos para los seres humanos. Algunos de los medicamentos, como postraglandinas, que se utilizan en la actualidad para el tratamiento de desórdenes hormonales en los humanos, fueron extraídos de corales córneos y esponjas marinas. Luego fueron sintetizados artificialmente en los laboratorios y producidos industrialmente por las firmas farmacéuticas.
Capilla del Monte
El origen de su nombre proviene de un oratorio construido en 1965 por Doña Lucia Gonzales Jaimes en devoción a San Antonio de Padua, alrededor del cual se desarrollo la Estancia San Antonio del Monte. En 1824 se conforma lo que en la actualidad es el casco urbano de la ciudad.
La localidad se ubica al norte del Valle de Punilla al pie del cerro Uritorco, en el punto culmine del cordón de las Sierras Chicas.
Capilla del Monte, a 98 Km de la capital cordobesa, es ideal para hacer base y conocer los numerosos rincones que atesoran las serranías de la Punilla a 980 msnm. El Zapato, Los Terrones, las Cuevas de Ongamira, el cerro Las Gemelas (usado como base de despegue de aladeltas y parapentes), el lago El Cajón (espejo de agua que se encuentra inmediatamente al oeste de la ciudad y donde se halla el dique del mismo nombre) son algunos de los lugares que el visitante podrá conocer y dejarse cautivar por sus coloridas e impresionantes rocas multiformes, y las cristalinas aguas de sus arroyos y ríos.
El emblema más popular de la villa es el Cerro Uritorco (1979 msnm) con aguas termales (mesotermales) ubicadas en su base occidental.
Al ingresar a Capilla del Monte, llaman la atención las antiguas casonas de fines del siglo XIX con claros ornamentos europeos. Posee además la única calle techada (desde 1964) de Sudamérica, en donde se encuentra un completo centro de actividad comercial.
La temperatura de la región varía considerablemente según la época del año: En invierno la mínima es de 3ºC, mientras que en verano alcanza aproximadamente los 30ºC durante el día, refrescando por las noches.
Está enmarcada por dos ríos de diferentes características, dada su situación de pie de monte y de valle clivado hacia el noroeste: el río Calabalumba y el río Dolores. En el paraje Los Mogotes confluyen las aguas de ambos ríos.
Quienes aprecian la fauna y la flora encontrarán numerosos ejemplares de zorros de monte, pumas, carpinteros de nuca roja y picaflores coludos en sus hábitat originales. La vegetación predominante de esta región del norte cordobés es el bosque del tipo chaqueño con la predominancia de especies xerófilas. Se pueden admirar bosques de quebracho blanco y colorado, junto a tupidos montes de cocos, algarrobos, chañares, talas y piquillines con vistosas aves sobre sus copas.
Las excursiones que se desarrollan en esta región son múltiples y variadas, siendo las más practicadas las de turismo de aventura.
La localidad se ubica al norte del Valle de Punilla al pie del cerro Uritorco, en el punto culmine del cordón de las Sierras Chicas.
Capilla del Monte, a 98 Km de la capital cordobesa, es ideal para hacer base y conocer los numerosos rincones que atesoran las serranías de la Punilla a 980 msnm. El Zapato, Los Terrones, las Cuevas de Ongamira, el cerro Las Gemelas (usado como base de despegue de aladeltas y parapentes), el lago El Cajón (espejo de agua que se encuentra inmediatamente al oeste de la ciudad y donde se halla el dique del mismo nombre) son algunos de los lugares que el visitante podrá conocer y dejarse cautivar por sus coloridas e impresionantes rocas multiformes, y las cristalinas aguas de sus arroyos y ríos.
El emblema más popular de la villa es el Cerro Uritorco (1979 msnm) con aguas termales (mesotermales) ubicadas en su base occidental.
Al ingresar a Capilla del Monte, llaman la atención las antiguas casonas de fines del siglo XIX con claros ornamentos europeos. Posee además la única calle techada (desde 1964) de Sudamérica, en donde se encuentra un completo centro de actividad comercial.
La temperatura de la región varía considerablemente según la época del año: En invierno la mínima es de 3ºC, mientras que en verano alcanza aproximadamente los 30ºC durante el día, refrescando por las noches.
Está enmarcada por dos ríos de diferentes características, dada su situación de pie de monte y de valle clivado hacia el noroeste: el río Calabalumba y el río Dolores. En el paraje Los Mogotes confluyen las aguas de ambos ríos.
Quienes aprecian la fauna y la flora encontrarán numerosos ejemplares de zorros de monte, pumas, carpinteros de nuca roja y picaflores coludos en sus hábitat originales. La vegetación predominante de esta región del norte cordobés es el bosque del tipo chaqueño con la predominancia de especies xerófilas. Se pueden admirar bosques de quebracho blanco y colorado, junto a tupidos montes de cocos, algarrobos, chañares, talas y piquillines con vistosas aves sobre sus copas.
Las excursiones que se desarrollan en esta región son múltiples y variadas, siendo las más practicadas las de turismo de aventura.
Carlos Reboratti: "Tenemos problemas ambientales mucho más serios que las papeleras"
La disputa con Uruguay por la pastera de Fray Bentos sirvió para poner un tema ambiental en el centro de la atención pública, pero refleja nuestras grandes asignaturas pendientes en materia de recursos naturales.
La conciencia ambiental de un país marca también su grado de desarrollo. Y en tal sentido, la Argentina -Gobierno y sociedad incluidos- no está a la altura de las circunstancias. Las evidencias: desde la deforestación y la contaminación de ríos y napas, hasta la erosión de suelos y la degradación de la fauna marina por sobrepesca. Desde el impacto de las grandes obras de infraestructura sobre la calidad de vida urbana y rural, hasta el que tiene la explotación minera sin recaudos o las inundaciones en las grandes ciudades. A eso agreguemos los desplazamientos turísticos masivos y los emprendimientos inmobiliarios que arruinan nuestras playas y hacen colapsar la provisión de agua. Tal es el panorama que presenta Carlos Reboratti, uno de los más prestigiosos geógrafos argentinos, para quien el conflicto por las papeleras con Uruguay sirvió para poner un tema ambiental en el centro de la atención pública, pero refleja al mismo tiempo las grandes asignaturas pendientes que el país tiene en materia de recursos naturales, ordenamiento territorial y modelo de desarrollo sustentable. Reboratti es profesor de las Universidades de Buenos Aires y Córdoba e investigador del Conicet.
Después de cuatrocientos días de cortes de ruta en las fronteras argentino-uruguayas y la planta de Botnia funcionando en Fray Bentos, ¿cuál es el balance que puede hacerse de esta disputa?
Diría que el movimiento ambientalista de Gualeguaychú ha tenido una gran virtud y un gran defecto. La virtud es haber golpeado sobre la débil conciencia ambiental que existía en nuestro país hasta no hace mucho tiempo e instalado la problemática ambiental en el debate y en la agenda pública. El defecto, creo yo, fue que siendo un movimiento espontáneo, sin un buen apoyo técnico, se adoptaron posiciones absolutas desde un principio que se fueron haciendo cada vez más inflexibles, radicalizadas y próximas a la exageración.
Usted dice "débil conciencia ambiental" ¿Este reclamo es más el resultado de una debilidad que de una fortaleza?
Ocurre que el tema ambiental en Argentina era casi inexistente hasta hace diez o quince años. Llega tarde, cuando ya en otras partes del mundo era una cuestión más apremiante, y llega mal a la esfera estatal, cuando se crea una Secretaría con ese nombre y se coloca allí a un personaje como María Julia Alsogaray, que de pronto le dio al tema ambiental una pátina de frivolidad y corrupción que hizo que los gobiernos posteriores prácticamente escondieran la Secretaría de Medio Ambiente en diversos lugares de no mayor relevancia. Uruguay, en cambio, tiene una tradición mucho más larga en manejo ambiental y en ordenamiento territorial. Y Finlandia, de donde viene la empresa Botnia, es número uno en el ránking mundial en la materia.
Pero ¿contaminan o no las papeleras sobre el Río Uruguay?
Las pasteras han tenido y tienen un historial complicado y problemas en muchos países; pero no son necesariamente contaminantes si el país en el que se instalan ejerce los controles adecuados. El problema es que la Asamblea de Gualeguaychú lo lleva a términos absolutos diciendo "No a las papeleras" y cambia entonces el eje central de la discusión que es la contaminación. Yo creo que desde ese punto de vista, la posición de Greenpeace es más correcta.
¿Qué dice Greenpeace?
No dice "No a las papeleras", sino "No a la contaminación de las papeleras". Y lo hace porque tiene una historia internacional de relación con el tema papeleras e incluso ayudó técnicamente para que las empresas mejoraran la tecnología y no contaminaran.
¿Por qué se llegó a esta situación?
Yo creo que se llegó a esto lentamente dejando que el conflicto siguiera su curso y confiando erróneamente en que perdería intensidad. La mayor parte de los movimientos ambientalistas son bastante ingenuos y están siempre muy predispuestos a captar lo peor. O sea, cuanto más catastrofistas son las opiniones que les llegan, más razones los alientan en sus demandas. Es difícil encontrar un ambientalismo moderado. Sin embargo, las razones genuinas de su protesta encuentran canales cuando hay un interlocutor, que en este caso debe ser el Estado, que se hace cargo de sus demandas y les encuentra respuestas. Se empieza con una posición "No queremos las papeleras" y después, por ejemplo, en otros casos en el mundo, los movimientos ambientalistas tienen un lugar en la comisión de control de las papeleras. Y esto es lo que no ha ocurrido, porque además hay entremedio una controversia diplomática entre países. Ahora, han generado una profecía autocumplida: tanto dijeron que la papelera va a contaminar y, como la papelera está ahí, ¿ la gente no va a ir a Entre Ríos porque va a decir "mire, si la gente de Gualeguaychú dice que va a estar el agua envenenada, y el aire irrespirable, no va mos a ir a Gualeguaychú"? La inflexibilidad llevó al peor de los escenarios imaginables.
¿Y por casa cómo andamos, mientras tanto, en materia ambiental?
Bueno, la Argentina tiene problemas ambientales mucho más serios que la pastera de Botnia en Fray Bentos. El primero es la deforestación; por suerte salió una ley ahora, con mucha dificultad. Otro muy importante es la contaminación indirecta, en Buenos Aires y en muchas ciudades del interior. Otro es la desertificación. Y un cuarto es el manejo de las inundaciones. Pero cada uno de estos problemas, a los que se suman otros como el propio control de las industrias contaminantes o de la explotación minera y pesquera, por ejemplo, pueden englobarse en la falta de una visión estratégica renovada del ordenamiento territorial de nuestro país que incluya el factor ambiental en un lugar central.
¿Por ejemplo?
El tema ambiental estuvo en el pasado muy asociado a un criterio "conservacionista", de resguardo paisajístico de nuestros bosques y especies autóctonas, de la flora y la fauna, lo que es por cierto muy importante. Y por otro lado, a una concepción geopolítica en la cual los recursos naturales y la apropiación de la naturaleza eran una fuente de afirmación de la soberanía.
¿Y no sigue siendo así?
Sí y no. Todavía no hemos sabido responder qué hacemos con el territorio que ocupamos, para qué nos sirve, qué beneficios nos genera y cómo desarrollamos y distribuimos nuestro capital natural y social de manera sustentable. No hace falta recordar que Fray Bentos y Gualeguaychú forman parte de una misma región y que aquí el escudo fronterizo de las soberanías nacionales está perjudicando a ambas comunidades.
Sobrevuela el papel que cumple, o deja de cumplir, el Estado...
Así es. Los gobiernos deben tomar activamente una posición de intermediarios y mediadores para resolver en conjunto este tipo de conflictos en lugar de ser un actor más del mismo, asumiendo las posturas de los intereses en pugna o pateando la pelota para adelante, esperando a La Haya.
Finalmente, a propósito de la "conciencia ambiental" en estos tiempos: el turismo ¿es una industria limpia o contaminante?
La pregunta es algo suspicaz y la respuesta es: depende. Uno siempre piensa la actividad turística como una actividad agradable, de contacto con la naturaleza. Pero muchas veces, el turismo genera un problema de contaminación muy importante. Sobre todo, cuando se concentra. Tenemos dos o tres ejemplos en Argentina. A las Cataratas del Iguazú, llegan un millón de personas por año. Bariloche crece tanto y en forma tan desordenada, que va destruyendo el propio recurso natural paisajístico que es su fundamento. Finalmente, veamos nuestra costa atlántica, sobre todo en estas temporadas veraniegas. El recurso es la playa. Estamos haciendo todo lo posible por destruirla. Construimos una costanera sobre la primera duna de la playa, que es la que alimenta de arena; por lo tanto, la playa se angosta. Construimos balnearios sobre la propia playa, entonces el flujo de sedimentos se corta. Y llegamos a sacarles el sol a los turistas construyendo edificios de muchos pisos sobre el mar. En la provincia de Buenos Aires se están preocupando seriamente, y ha habido casos, de buen manejo. Villa Gesell, por ejemplo, eliminó la costanera y la transformó en un muelle con pilotes, donde el viento y los sedimentos pueden pasar de lado a lado. Pero fijémonos qué contrasentido: en todos los balnearios, la gente dice "Qué problema la arena..." cuando camina por las calles. "Uy, la arena es un desastre", pero la arena es el origen de ese balneario; si se saca la arena, se saca el balneario.
¿Y la contaminación?
Lo mismo. ¿Qué pasa con una ciudad que tiene, a lo mejor, cinco o diez mil habitantes, y de golpe llegan 300 o 400 mil, y que no tiene sistemas cloacales? Todo esto drena hacia abajo, contamina las napas, entra el agua salada, se saca cada vez más agua, la napa desciende y ¿quién está dispuesto a hacer una inversión enorme en manejo de aguas servidas, para poblaciones que tienen 400 mil habitantes durante dos meses y 10 mil durante el resto del año?
Señas particulares:
● Profesión: Geógrafo
● Edad: 61 años● Actividad: Profesor de las Universidades de Buenos Aires y Córdoba
Fabián Bosoer - Clarín - Domingo 06/01/2008
La conciencia ambiental de un país marca también su grado de desarrollo. Y en tal sentido, la Argentina -Gobierno y sociedad incluidos- no está a la altura de las circunstancias. Las evidencias: desde la deforestación y la contaminación de ríos y napas, hasta la erosión de suelos y la degradación de la fauna marina por sobrepesca. Desde el impacto de las grandes obras de infraestructura sobre la calidad de vida urbana y rural, hasta el que tiene la explotación minera sin recaudos o las inundaciones en las grandes ciudades. A eso agreguemos los desplazamientos turísticos masivos y los emprendimientos inmobiliarios que arruinan nuestras playas y hacen colapsar la provisión de agua. Tal es el panorama que presenta Carlos Reboratti, uno de los más prestigiosos geógrafos argentinos, para quien el conflicto por las papeleras con Uruguay sirvió para poner un tema ambiental en el centro de la atención pública, pero refleja al mismo tiempo las grandes asignaturas pendientes que el país tiene en materia de recursos naturales, ordenamiento territorial y modelo de desarrollo sustentable. Reboratti es profesor de las Universidades de Buenos Aires y Córdoba e investigador del Conicet.
Después de cuatrocientos días de cortes de ruta en las fronteras argentino-uruguayas y la planta de Botnia funcionando en Fray Bentos, ¿cuál es el balance que puede hacerse de esta disputa?
Diría que el movimiento ambientalista de Gualeguaychú ha tenido una gran virtud y un gran defecto. La virtud es haber golpeado sobre la débil conciencia ambiental que existía en nuestro país hasta no hace mucho tiempo e instalado la problemática ambiental en el debate y en la agenda pública. El defecto, creo yo, fue que siendo un movimiento espontáneo, sin un buen apoyo técnico, se adoptaron posiciones absolutas desde un principio que se fueron haciendo cada vez más inflexibles, radicalizadas y próximas a la exageración.
Usted dice "débil conciencia ambiental" ¿Este reclamo es más el resultado de una debilidad que de una fortaleza?
Ocurre que el tema ambiental en Argentina era casi inexistente hasta hace diez o quince años. Llega tarde, cuando ya en otras partes del mundo era una cuestión más apremiante, y llega mal a la esfera estatal, cuando se crea una Secretaría con ese nombre y se coloca allí a un personaje como María Julia Alsogaray, que de pronto le dio al tema ambiental una pátina de frivolidad y corrupción que hizo que los gobiernos posteriores prácticamente escondieran la Secretaría de Medio Ambiente en diversos lugares de no mayor relevancia. Uruguay, en cambio, tiene una tradición mucho más larga en manejo ambiental y en ordenamiento territorial. Y Finlandia, de donde viene la empresa Botnia, es número uno en el ránking mundial en la materia.
Pero ¿contaminan o no las papeleras sobre el Río Uruguay?
Las pasteras han tenido y tienen un historial complicado y problemas en muchos países; pero no son necesariamente contaminantes si el país en el que se instalan ejerce los controles adecuados. El problema es que la Asamblea de Gualeguaychú lo lleva a términos absolutos diciendo "No a las papeleras" y cambia entonces el eje central de la discusión que es la contaminación. Yo creo que desde ese punto de vista, la posición de Greenpeace es más correcta.
¿Qué dice Greenpeace?
No dice "No a las papeleras", sino "No a la contaminación de las papeleras". Y lo hace porque tiene una historia internacional de relación con el tema papeleras e incluso ayudó técnicamente para que las empresas mejoraran la tecnología y no contaminaran.
¿Por qué se llegó a esta situación?
Yo creo que se llegó a esto lentamente dejando que el conflicto siguiera su curso y confiando erróneamente en que perdería intensidad. La mayor parte de los movimientos ambientalistas son bastante ingenuos y están siempre muy predispuestos a captar lo peor. O sea, cuanto más catastrofistas son las opiniones que les llegan, más razones los alientan en sus demandas. Es difícil encontrar un ambientalismo moderado. Sin embargo, las razones genuinas de su protesta encuentran canales cuando hay un interlocutor, que en este caso debe ser el Estado, que se hace cargo de sus demandas y les encuentra respuestas. Se empieza con una posición "No queremos las papeleras" y después, por ejemplo, en otros casos en el mundo, los movimientos ambientalistas tienen un lugar en la comisión de control de las papeleras. Y esto es lo que no ha ocurrido, porque además hay entremedio una controversia diplomática entre países. Ahora, han generado una profecía autocumplida: tanto dijeron que la papelera va a contaminar y, como la papelera está ahí, ¿ la gente no va a ir a Entre Ríos porque va a decir "mire, si la gente de Gualeguaychú dice que va a estar el agua envenenada, y el aire irrespirable, no va mos a ir a Gualeguaychú"? La inflexibilidad llevó al peor de los escenarios imaginables.
¿Y por casa cómo andamos, mientras tanto, en materia ambiental?
Bueno, la Argentina tiene problemas ambientales mucho más serios que la pastera de Botnia en Fray Bentos. El primero es la deforestación; por suerte salió una ley ahora, con mucha dificultad. Otro muy importante es la contaminación indirecta, en Buenos Aires y en muchas ciudades del interior. Otro es la desertificación. Y un cuarto es el manejo de las inundaciones. Pero cada uno de estos problemas, a los que se suman otros como el propio control de las industrias contaminantes o de la explotación minera y pesquera, por ejemplo, pueden englobarse en la falta de una visión estratégica renovada del ordenamiento territorial de nuestro país que incluya el factor ambiental en un lugar central.
¿Por ejemplo?
El tema ambiental estuvo en el pasado muy asociado a un criterio "conservacionista", de resguardo paisajístico de nuestros bosques y especies autóctonas, de la flora y la fauna, lo que es por cierto muy importante. Y por otro lado, a una concepción geopolítica en la cual los recursos naturales y la apropiación de la naturaleza eran una fuente de afirmación de la soberanía.
¿Y no sigue siendo así?
Sí y no. Todavía no hemos sabido responder qué hacemos con el territorio que ocupamos, para qué nos sirve, qué beneficios nos genera y cómo desarrollamos y distribuimos nuestro capital natural y social de manera sustentable. No hace falta recordar que Fray Bentos y Gualeguaychú forman parte de una misma región y que aquí el escudo fronterizo de las soberanías nacionales está perjudicando a ambas comunidades.
Sobrevuela el papel que cumple, o deja de cumplir, el Estado...
Así es. Los gobiernos deben tomar activamente una posición de intermediarios y mediadores para resolver en conjunto este tipo de conflictos en lugar de ser un actor más del mismo, asumiendo las posturas de los intereses en pugna o pateando la pelota para adelante, esperando a La Haya.
Finalmente, a propósito de la "conciencia ambiental" en estos tiempos: el turismo ¿es una industria limpia o contaminante?
La pregunta es algo suspicaz y la respuesta es: depende. Uno siempre piensa la actividad turística como una actividad agradable, de contacto con la naturaleza. Pero muchas veces, el turismo genera un problema de contaminación muy importante. Sobre todo, cuando se concentra. Tenemos dos o tres ejemplos en Argentina. A las Cataratas del Iguazú, llegan un millón de personas por año. Bariloche crece tanto y en forma tan desordenada, que va destruyendo el propio recurso natural paisajístico que es su fundamento. Finalmente, veamos nuestra costa atlántica, sobre todo en estas temporadas veraniegas. El recurso es la playa. Estamos haciendo todo lo posible por destruirla. Construimos una costanera sobre la primera duna de la playa, que es la que alimenta de arena; por lo tanto, la playa se angosta. Construimos balnearios sobre la propia playa, entonces el flujo de sedimentos se corta. Y llegamos a sacarles el sol a los turistas construyendo edificios de muchos pisos sobre el mar. En la provincia de Buenos Aires se están preocupando seriamente, y ha habido casos, de buen manejo. Villa Gesell, por ejemplo, eliminó la costanera y la transformó en un muelle con pilotes, donde el viento y los sedimentos pueden pasar de lado a lado. Pero fijémonos qué contrasentido: en todos los balnearios, la gente dice "Qué problema la arena..." cuando camina por las calles. "Uy, la arena es un desastre", pero la arena es el origen de ese balneario; si se saca la arena, se saca el balneario.
¿Y la contaminación?
Lo mismo. ¿Qué pasa con una ciudad que tiene, a lo mejor, cinco o diez mil habitantes, y de golpe llegan 300 o 400 mil, y que no tiene sistemas cloacales? Todo esto drena hacia abajo, contamina las napas, entra el agua salada, se saca cada vez más agua, la napa desciende y ¿quién está dispuesto a hacer una inversión enorme en manejo de aguas servidas, para poblaciones que tienen 400 mil habitantes durante dos meses y 10 mil durante el resto del año?
Señas particulares:
● Profesión: Geógrafo
● Edad: 61 años● Actividad: Profesor de las Universidades de Buenos Aires y Córdoba
Fabián Bosoer - Clarín - Domingo 06/01/2008
Las trufas
La trufa, el ingrediente que ha fascinado por siglos a reyes y filósofos, cocineros y sibaritas.
“La trufa es el diamante de la cocina”, escribió en 1825 Brillat Savarin, en su "Fisiología del Gusto". Respecto a los poderes eróticos dictaminó:"La trufa no es un afrodisíaco precisamente, pero en ciertas circunstancias puede hacer a la mujer más afectuosa y al hombre más amable" (esta frase la tiene escrita en su reflexión 44 "De la virtud erótica de las trufas". Rossini, gran conocedor, definía la trufa como el “Mozart de los hongos”. Y Byron tenía siempre una sobre su escritorio porque nutría su fantasía.
El mundo, sin embargo, ha concentrado su obsesión en la trufa negra del Perigord, por la fuerte influencia de la cocina francesa en el desarrollo de la gastronomía mundial, dejando a la trufa blanca del Piamonte a su sombra. Hasta que en la segunda mitad del siglo XX, con la importante migración y popularidad de la cocina mediterránea, cobra nueva fama la trufa blanca.
Factores influyentes en su valor astronómico:
● Su sabor y aromas que dejan atónitos a los más experimentados.
● La escasez de las trufas y su imposibilidad de cultivarlos.
● Su forma de “cosecharlos” es muy compleja, ya que es un hongo subterráneo y no se ven a simple vista. Su búsqueda se realiza sólo por gente especializada, con perros o cerdos especialmente adiestrados, dado que solamente ellos las ubican reconociendo su punto de madurez justo (a una profundidad de entre 5 y 30 cm.).
Desde tiempos remotos en Périgord han utilizado los cerdos y los jabalíes, las cabras amaestradas de Cerdeña y los perros en Italia y en España. De todos ellos, parece que el mejor buscador de trufas es el cerdo, o mejor dicho, la cerda, que tiene un finísimo olfato, y puede rastrear una trufa a treinta centímetros bajo tierra, a diez metros de distancia y con el viento en contra. Una buena cerda trufera puede extraer en una sola mañana, hasta quince kilos de trufas. Pero este animal presenta dos inconvenientes graves: es golosísimo de este manjar y tiende a devorar las trufas en cuanto las descubre; y por otra parte, al tener que recorrer grandes distancias en la recolección, se necesitan animales jóvenes, de cuatro o cinco meses, y, por consiguiente, cada año hay que adiestrar un cerdo joven. Este adiestramiento es bastante lento y complejo. Últimamente se opta cada vez más por los perros, el problema es el tiempo de adiestramiento: lleva dos años para preparar un buen perro trufero.
● La fama que han hecho a través de la historia: Los griegos de la Antigüedad conocían las trufas, y en el siglo IV a.C., en una especie de concurso gastronómico "avant la lettre", que se celebró en Atenas, el primer premio fue otorgado a un timbal al horno relleno con picadillo de pechugas de faisán y trufas cortadas en finísimas láminas, aderezado todo ello con sal y diversas especias. Se han encontrado papiros de 1000 años a.C. en Egipto, detallando la preparación de trufas. En Roma se estimaban, como manjar entre los más exquisitos, las trufas de Libia. Decía Juvenal, severo y satírico censor del excesivo lujo de las mesas romanas, pero rendido a las irresistibles delicias de las trufas: "¡Guárdate tu trigo! ¡Oh Libia! ¡Guárdate tus rebaños! ¡Envíame sólo tus trufas!" En la Edad Media la iglesia católica considero los bulbos como algo peligroso e incluso diabólico debido a su encanto seductivo y propiedades afrodisíacas (la fama de vigorizante natural las persigue hasta el día de hoy). Por estas razones las trufas fueron prohibidas y cayeron en el olvido.
En el Renacimiento las trufas vivieron su época de gloria y apogeo, poniéndose de moda en las mesas de la realeza; su consumo se propagó rápidamente por toda Europa, la fuerte y constante demanda hizo elevarlas a tal altura que pronto constituyó un grado para medir la riqueza y estatus social. Brillat-Savarin, el más grande gastrónomo de la época, les dedicó varias páginas de su libro "Fisiología del Gusto"; ya por el año 1780 se quejaba por la escasez y precio de las mismas (las trufas, raras en París, sólo muy pocas se hallaban en la fonda de los americanos o en la Provenza; el pavo trufado, objeto de gran lujo, se servía únicamente en las mesas de poderosísimos señores o en casas de mancebas).
En Europa se han encontrado más de veinte especies diferentes del género Tuber pero solamente unas pocas son comestiblemente apreciadas por los gourmands. Las de mayor valor comercial son las siguientes:
Trufas negras (Nombre científico: Tubér melanosporum Vitt./Trufa de Périgord/ Tuber nigrum/Trufa de invierno)El hábitat natural de estos hongos subterráneos son los bosques del sur de Francia, Italia y España. Viven bajo tierra, en simbiosis (denominada micorriza) con las raíces de ciertos árboles de hoja caduca, principalmente encinas, robles, avellanos o nogales. Se reproducen en la primavera, apareciendo entonces como pequeñas pelotitas, que luego en el verano y otoño, se hinchan y maduran, llegando al tamaño de una pelota de golf. Mide entre 3 a 7 cm (a veces se recogen de 10) y un peso entre 20 y 200 gramos, aunque excepcionalmente pueden superar incluso los 600 g. Su aspecto recuerda al de una papa, de forma irregular, con unas “verrugas” poco profundas. Su color es negro-violáceo, con venas blancas, cuando ha llegado a su completa madurez. Como su nombre indica, la madurez llega en invierno.
Es bastante complicado definir el aroma y sabor de la trufa negra, sin haberla probado. Los especialistas aseguran que no hay una trufa igual a otra. Principales factores influyentes son: hábitat, clima y cantidad de lluvia caída durante su desarrollo, y esencialmente el árbol al cual estuvo adherida. Es característico su olor fuerte y picante, y su sabor agradable, aunque ligeramente amargo. Algunos afirman que tienen un aroma a madera, otros aseguran que tienen un aroma terroso.
El poeta y ensayista francés J. L. Vaudoyer escribió “Hay dos razas de comedores de trufas: una que cree que son buenas porque son caras, y otra que sabe que son caras porque son buenas”.
Se pueden emplear en la cocina crudas o cocidas, cortadas en láminas (con un aparato de cortar especial similar a la utensilio), en rodajas o en dados, picados en forma de jugo, de fumet. Suelen emplearse en la elaboración de salsas para acompañar carnes, pasta. En la elaboración de ensaladas, en la elaboración de embutidos y foie gras.
Se analizaron características de zonas de Neuquén, Río Negro y Mendoza, pero finalmente dieron con que la zona en Argentina más propicia para el cultivo es un corredor que va entre los partidos de Coronel Suárez, Coronel Pringles, Saavedra, Tornquist, Pigüé, Puan, Olavarría, Tandil, Sierra de la Ventana y todo su cordón montañoso, aunque también puede extenderse a algunas otras áreas.
Trufa blanca del Piamonte (Nombre científico: Tuber magnatum Pico/Tartufo/Alba blanca)La trufa blanca es una rareza Italiana, producto gastronómico más apreciado y codiciado por los gourmets del mundo entero, por lo tanto alcanza los precios más elevados en el mercado.
Los tartufi pueden ser de distintos tipos -en Europa hay más de 30 especies-, y los árboles que mayormente aceptan la "convivencia" de estos hongos del subsuelo con sus raíces son el álamo, el tilo, la encina y el sauce. Cada una de estas plantas, con sus características, determinan el color, el sabor y el perfume de las trufas. El grado de madurez viene determinado por la Gleba (capa del fruto) dependiendo de su color y de la estructura de sus vetas. Cada tipo de trufa tiene su propio olor y huella aromática.
Su penetrante aroma recuerda al queso Parmesano bien estacionado, con notas de miel y flores, con una intensidad muy grata y delicada. Sabor recuerda a échalotes, muy matizado, cremoso y aterciopelado al paladar. Y un color gris-perla / marfil.
Es muy sensible al calor y pierde su aroma al cocinarla. Es por este motivo por el que generalmente se utiliza fresca, rallada en finísimas laminas por encima de platos. Los efluvios de este hongo reaccionan aun más favorablemente, y consecuentemente potencian a los demás, en contacto con sustancias cremosas, tibias o calientes. Como por ejemplo imponderable risotto tartufato, fonduta de las Langhe o los tallarines.
“La trufa es el diamante de la cocina”, escribió en 1825 Brillat Savarin, en su "Fisiología del Gusto". Respecto a los poderes eróticos dictaminó:"La trufa no es un afrodisíaco precisamente, pero en ciertas circunstancias puede hacer a la mujer más afectuosa y al hombre más amable" (esta frase la tiene escrita en su reflexión 44 "De la virtud erótica de las trufas". Rossini, gran conocedor, definía la trufa como el “Mozart de los hongos”. Y Byron tenía siempre una sobre su escritorio porque nutría su fantasía.
El mundo, sin embargo, ha concentrado su obsesión en la trufa negra del Perigord, por la fuerte influencia de la cocina francesa en el desarrollo de la gastronomía mundial, dejando a la trufa blanca del Piamonte a su sombra. Hasta que en la segunda mitad del siglo XX, con la importante migración y popularidad de la cocina mediterránea, cobra nueva fama la trufa blanca.
Factores influyentes en su valor astronómico:
● Su sabor y aromas que dejan atónitos a los más experimentados.
● La escasez de las trufas y su imposibilidad de cultivarlos.
● Su forma de “cosecharlos” es muy compleja, ya que es un hongo subterráneo y no se ven a simple vista. Su búsqueda se realiza sólo por gente especializada, con perros o cerdos especialmente adiestrados, dado que solamente ellos las ubican reconociendo su punto de madurez justo (a una profundidad de entre 5 y 30 cm.).
Desde tiempos remotos en Périgord han utilizado los cerdos y los jabalíes, las cabras amaestradas de Cerdeña y los perros en Italia y en España. De todos ellos, parece que el mejor buscador de trufas es el cerdo, o mejor dicho, la cerda, que tiene un finísimo olfato, y puede rastrear una trufa a treinta centímetros bajo tierra, a diez metros de distancia y con el viento en contra. Una buena cerda trufera puede extraer en una sola mañana, hasta quince kilos de trufas. Pero este animal presenta dos inconvenientes graves: es golosísimo de este manjar y tiende a devorar las trufas en cuanto las descubre; y por otra parte, al tener que recorrer grandes distancias en la recolección, se necesitan animales jóvenes, de cuatro o cinco meses, y, por consiguiente, cada año hay que adiestrar un cerdo joven. Este adiestramiento es bastante lento y complejo. Últimamente se opta cada vez más por los perros, el problema es el tiempo de adiestramiento: lleva dos años para preparar un buen perro trufero.
● La fama que han hecho a través de la historia: Los griegos de la Antigüedad conocían las trufas, y en el siglo IV a.C., en una especie de concurso gastronómico "avant la lettre", que se celebró en Atenas, el primer premio fue otorgado a un timbal al horno relleno con picadillo de pechugas de faisán y trufas cortadas en finísimas láminas, aderezado todo ello con sal y diversas especias. Se han encontrado papiros de 1000 años a.C. en Egipto, detallando la preparación de trufas. En Roma se estimaban, como manjar entre los más exquisitos, las trufas de Libia. Decía Juvenal, severo y satírico censor del excesivo lujo de las mesas romanas, pero rendido a las irresistibles delicias de las trufas: "¡Guárdate tu trigo! ¡Oh Libia! ¡Guárdate tus rebaños! ¡Envíame sólo tus trufas!" En la Edad Media la iglesia católica considero los bulbos como algo peligroso e incluso diabólico debido a su encanto seductivo y propiedades afrodisíacas (la fama de vigorizante natural las persigue hasta el día de hoy). Por estas razones las trufas fueron prohibidas y cayeron en el olvido.
En el Renacimiento las trufas vivieron su época de gloria y apogeo, poniéndose de moda en las mesas de la realeza; su consumo se propagó rápidamente por toda Europa, la fuerte y constante demanda hizo elevarlas a tal altura que pronto constituyó un grado para medir la riqueza y estatus social. Brillat-Savarin, el más grande gastrónomo de la época, les dedicó varias páginas de su libro "Fisiología del Gusto"; ya por el año 1780 se quejaba por la escasez y precio de las mismas (las trufas, raras en París, sólo muy pocas se hallaban en la fonda de los americanos o en la Provenza; el pavo trufado, objeto de gran lujo, se servía únicamente en las mesas de poderosísimos señores o en casas de mancebas).
En Europa se han encontrado más de veinte especies diferentes del género Tuber pero solamente unas pocas son comestiblemente apreciadas por los gourmands. Las de mayor valor comercial son las siguientes:
Trufas negras (Nombre científico: Tubér melanosporum Vitt./Trufa de Périgord/ Tuber nigrum/Trufa de invierno)El hábitat natural de estos hongos subterráneos son los bosques del sur de Francia, Italia y España. Viven bajo tierra, en simbiosis (denominada micorriza) con las raíces de ciertos árboles de hoja caduca, principalmente encinas, robles, avellanos o nogales. Se reproducen en la primavera, apareciendo entonces como pequeñas pelotitas, que luego en el verano y otoño, se hinchan y maduran, llegando al tamaño de una pelota de golf. Mide entre 3 a 7 cm (a veces se recogen de 10) y un peso entre 20 y 200 gramos, aunque excepcionalmente pueden superar incluso los 600 g. Su aspecto recuerda al de una papa, de forma irregular, con unas “verrugas” poco profundas. Su color es negro-violáceo, con venas blancas, cuando ha llegado a su completa madurez. Como su nombre indica, la madurez llega en invierno.
Es bastante complicado definir el aroma y sabor de la trufa negra, sin haberla probado. Los especialistas aseguran que no hay una trufa igual a otra. Principales factores influyentes son: hábitat, clima y cantidad de lluvia caída durante su desarrollo, y esencialmente el árbol al cual estuvo adherida. Es característico su olor fuerte y picante, y su sabor agradable, aunque ligeramente amargo. Algunos afirman que tienen un aroma a madera, otros aseguran que tienen un aroma terroso.
El poeta y ensayista francés J. L. Vaudoyer escribió “Hay dos razas de comedores de trufas: una que cree que son buenas porque son caras, y otra que sabe que son caras porque son buenas”.
Se pueden emplear en la cocina crudas o cocidas, cortadas en láminas (con un aparato de cortar especial similar a la utensilio), en rodajas o en dados, picados en forma de jugo, de fumet. Suelen emplearse en la elaboración de salsas para acompañar carnes, pasta. En la elaboración de ensaladas, en la elaboración de embutidos y foie gras.
Se analizaron características de zonas de Neuquén, Río Negro y Mendoza, pero finalmente dieron con que la zona en Argentina más propicia para el cultivo es un corredor que va entre los partidos de Coronel Suárez, Coronel Pringles, Saavedra, Tornquist, Pigüé, Puan, Olavarría, Tandil, Sierra de la Ventana y todo su cordón montañoso, aunque también puede extenderse a algunas otras áreas.
Las trufas negras en el sudoeste bonaerense
Las trufas llegaron al sudoeste de la provincia de Buenos Aires de la mano de Trufas del Sur S.A., cuyas cabezas son dos jóvenes emprendedores, Diego Agustín Lagos, presidente, y Rafael Henriquez, gerente técnico. Según señalaron los especialistas a LA NACION, las trufas pertenecen a una clase de hongos comestibles de alto valor en la gastronomía internacional. Sus altos precios, que para el caso de trufa negra (Tuber melanosporum) actualmente superan los US$ 1500 el kilogramo en fresco, se afirma que son testimonios de sus excelentes cualidades de exclusividad y escasez en el mundo. La trufa negra, que es la que desarrolla, Trufas del Sur, es un hongo que forma una asociación simbiótica con determinadas especies de árboles huésped, principalmente encinas, robles y avellano europeo. Bajo condiciones óptimas, la producción puede comenzar después de cuatro años del establecimiento; sin embargo, para efectos de evaluación se recomienda considerar el inicio del ciclo productivo a partir del quinto año, lográndose la máxima producción alrededor del año 10, en donde se estabiliza la producción durante 40 años o más. El cultivo de trufa negra (también conocida como diamante negro) tiene la ventaja de ser rentable incluso en pequeñas superficies, además presenta bajos requerimientos de mecanización y prácticamente no se necesita usar agroquímicos, por lo tanto, su producción es amigable con el medioambiente y, además, confiere distinción a las áreas donde se desarrolla. En la Argentina, luego de haber investigado la factibilidad de suelo y clima y de evaluar el mercado internacional de este nuevo agro-negocio, tanto Lagos como Henriquez, llegaron a la conclusión de que la truficultura es una nueva y excelente oportunidad para desarrollar. Fue por ello, que en diciembre de 2007 nació Trufas del Sur S.A. instalándose en la localidad bonaerense de Coronel Suárez, para fundar la primera planta de producción de árboles micorrizados con trufas negras, contando con el asesoramiento técnico de expertos truficultores e ingenieros españoles y chilenos. De acuerdo a las experiencias en Nueva Zelanda y Australia, los rendimientos iniciales de una plantación son de 2 a 4 kilogramos por hectárea, aumentando anualmente para llegar a 40-60 kilogramos por hectárea promedio en plena producción, estimándose esta última al 10° año. Cabe destacar que también hay plantaciones en países como Nueva Zelanda con rendimientos superiores a los 90 kg por hectárea, los que se encuentran entre los más altos a nivel mundial. Trufas del Sur produce y vende plantas (encinas, robles y avellanos) micorrizadas con trufa negra y también ofrece asesoría profesional en todas las etapas del cultivo. Actualmente, la empresa está desarrollando proyectos de inversión en plantaciones a escala comercial, basado en sus experiencias y el apoyo de especialistas extranjeros, y utilizando nuevos conocimientos y técnicas agronómicas adaptadas a nuestros suelos y climas. Existen diferentes productos con trufas negras, uno de estos es la trufa entera y en fresco. Normalmente, en el mercado francés se embala dando una apariencia rústica, lo cual es muy considerado. Debido a su fuerte aroma y su alto precio, las trufas son normalmente usadas por los chefs y gourmets como condimento y aromatizante en trozos muy finos. Otros productos: aceites trufados, terrinas, pastas trufadas, trufas en conserva, etcétera. Lagos destacó que la escuela agropecuaria de Coronel Suárez está impulsando "junto con nosotros, una plantación trufera demostrativa de 1 hectárea, para que la educación de los chicos salga con una base de lo que es la trufa de aquí en adelante, aparte de lo que significa la agricultura y la ganadería". Ahora, Trufas del Sur busca inversores para desarrollar plantaciones comerciales. Se requiere una inversión de 78.729 dólares para 5 hectáreas, pero el gasto puede bajar considerablemente a medida que el campo se encuentre en mejores condiciones. Hay que establecer también que el cultivo pasa a ser rentable con media hectárea y que en las condiciones antes mencionadas los resultados positivos comienzan a visualizarse a partir del séptimo año. Hoy día, la trufa se presenta como el "cultivo más rentable del mundo", enfatizó Lagos, para agregar que "nosotros somos la primera empresa argentina en desarrollar la truficultura como objetivo principal. Para Lagos, la misión que tiene Trufas del Sur es poder encarar el cultivo como un desarrollo sostenible en el tiempo. "Lógicamente, tienen que venir inversores interesados en lo que se denomina, universalmente, el diamante negro de la gastronomía mundial".
Las trufas llegaron al sudoeste de la provincia de Buenos Aires de la mano de Trufas del Sur S.A., cuyas cabezas son dos jóvenes emprendedores, Diego Agustín Lagos, presidente, y Rafael Henriquez, gerente técnico. Según señalaron los especialistas a LA NACION, las trufas pertenecen a una clase de hongos comestibles de alto valor en la gastronomía internacional. Sus altos precios, que para el caso de trufa negra (Tuber melanosporum) actualmente superan los US$ 1500 el kilogramo en fresco, se afirma que son testimonios de sus excelentes cualidades de exclusividad y escasez en el mundo. La trufa negra, que es la que desarrolla, Trufas del Sur, es un hongo que forma una asociación simbiótica con determinadas especies de árboles huésped, principalmente encinas, robles y avellano europeo. Bajo condiciones óptimas, la producción puede comenzar después de cuatro años del establecimiento; sin embargo, para efectos de evaluación se recomienda considerar el inicio del ciclo productivo a partir del quinto año, lográndose la máxima producción alrededor del año 10, en donde se estabiliza la producción durante 40 años o más. El cultivo de trufa negra (también conocida como diamante negro) tiene la ventaja de ser rentable incluso en pequeñas superficies, además presenta bajos requerimientos de mecanización y prácticamente no se necesita usar agroquímicos, por lo tanto, su producción es amigable con el medioambiente y, además, confiere distinción a las áreas donde se desarrolla. En la Argentina, luego de haber investigado la factibilidad de suelo y clima y de evaluar el mercado internacional de este nuevo agro-negocio, tanto Lagos como Henriquez, llegaron a la conclusión de que la truficultura es una nueva y excelente oportunidad para desarrollar. Fue por ello, que en diciembre de 2007 nació Trufas del Sur S.A. instalándose en la localidad bonaerense de Coronel Suárez, para fundar la primera planta de producción de árboles micorrizados con trufas negras, contando con el asesoramiento técnico de expertos truficultores e ingenieros españoles y chilenos. De acuerdo a las experiencias en Nueva Zelanda y Australia, los rendimientos iniciales de una plantación son de 2 a 4 kilogramos por hectárea, aumentando anualmente para llegar a 40-60 kilogramos por hectárea promedio en plena producción, estimándose esta última al 10° año. Cabe destacar que también hay plantaciones en países como Nueva Zelanda con rendimientos superiores a los 90 kg por hectárea, los que se encuentran entre los más altos a nivel mundial. Trufas del Sur produce y vende plantas (encinas, robles y avellanos) micorrizadas con trufa negra y también ofrece asesoría profesional en todas las etapas del cultivo. Actualmente, la empresa está desarrollando proyectos de inversión en plantaciones a escala comercial, basado en sus experiencias y el apoyo de especialistas extranjeros, y utilizando nuevos conocimientos y técnicas agronómicas adaptadas a nuestros suelos y climas. Existen diferentes productos con trufas negras, uno de estos es la trufa entera y en fresco. Normalmente, en el mercado francés se embala dando una apariencia rústica, lo cual es muy considerado. Debido a su fuerte aroma y su alto precio, las trufas son normalmente usadas por los chefs y gourmets como condimento y aromatizante en trozos muy finos. Otros productos: aceites trufados, terrinas, pastas trufadas, trufas en conserva, etcétera. Lagos destacó que la escuela agropecuaria de Coronel Suárez está impulsando "junto con nosotros, una plantación trufera demostrativa de 1 hectárea, para que la educación de los chicos salga con una base de lo que es la trufa de aquí en adelante, aparte de lo que significa la agricultura y la ganadería". Ahora, Trufas del Sur busca inversores para desarrollar plantaciones comerciales. Se requiere una inversión de 78.729 dólares para 5 hectáreas, pero el gasto puede bajar considerablemente a medida que el campo se encuentre en mejores condiciones. Hay que establecer también que el cultivo pasa a ser rentable con media hectárea y que en las condiciones antes mencionadas los resultados positivos comienzan a visualizarse a partir del séptimo año. Hoy día, la trufa se presenta como el "cultivo más rentable del mundo", enfatizó Lagos, para agregar que "nosotros somos la primera empresa argentina en desarrollar la truficultura como objetivo principal. Para Lagos, la misión que tiene Trufas del Sur es poder encarar el cultivo como un desarrollo sostenible en el tiempo. "Lógicamente, tienen que venir inversores interesados en lo que se denomina, universalmente, el diamante negro de la gastronomía mundial".
Por Héctor Müller - La Nación - Sábado 30/05/2009
Condiciones del terreno
Es recomendable que la plantación sea establecida en terrenos cuyos usos anteriores hayan sido cultivos agrícolas (cereales, leguminosas, etc.) . También podría recomendarse terrenos anteriormente cultivados con viñas o algunos frutales. La plantación en terrenos deforestados presenta un alto riesgo, ya que la vegetación arbustiva y forestal mantiene el suelo colonizado por numerosos hongos, competidores potenciales de la trufa que pueden desplazarla del medio de cultivo. La selección del sitio debe ajustarse al máximo a las condiciones ecológicas exigidas por la trufa, lo cual asegurará en gran medida el éxito de la producción futura. El rango de pH ideal de un suelo para la plantación debería estar entre 7.6 a 8.3 con un óptimo de 7.9. Los marcos de plantación deben ser amplios, dependiendo de la especie, condiciones de suelo y clima y de las técnicas de cultivo a utilizar. Estos marcos dependerán necesariamente del tipo de árbol hospedero a utilizar, además de los resultados que cada persona desee obtener. Se recomienda una densidad de 400 árboles por hectárea. Si se establece la plantación a una alta densidad, además de aumentar la inversión inicial, a futuro será necesario eliminar árboles con el objeto de evitar el cierre de copas, asimismo permitir una adecuada insolación del suelo que favorezca la fructificación, y evitando el grave problema de decidir qué árboles cortar y cuales no, a fin de no eliminar ninguno de los que están en producción.
Trufa blanca del Piamonte (Nombre científico: Tuber magnatum Pico/Tartufo/Alba blanca)La trufa blanca es una rareza Italiana, producto gastronómico más apreciado y codiciado por los gourmets del mundo entero, por lo tanto alcanza los precios más elevados en el mercado.
Los tartufi pueden ser de distintos tipos -en Europa hay más de 30 especies-, y los árboles que mayormente aceptan la "convivencia" de estos hongos del subsuelo con sus raíces son el álamo, el tilo, la encina y el sauce. Cada una de estas plantas, con sus características, determinan el color, el sabor y el perfume de las trufas. El grado de madurez viene determinado por la Gleba (capa del fruto) dependiendo de su color y de la estructura de sus vetas. Cada tipo de trufa tiene su propio olor y huella aromática.
Su penetrante aroma recuerda al queso Parmesano bien estacionado, con notas de miel y flores, con una intensidad muy grata y delicada. Sabor recuerda a échalotes, muy matizado, cremoso y aterciopelado al paladar. Y un color gris-perla / marfil.
Es muy sensible al calor y pierde su aroma al cocinarla. Es por este motivo por el que generalmente se utiliza fresca, rallada en finísimas laminas por encima de platos. Los efluvios de este hongo reaccionan aun más favorablemente, y consecuentemente potencian a los demás, en contacto con sustancias cremosas, tibias o calientes. Como por ejemplo imponderable risotto tartufato, fonduta de las Langhe o los tallarines.
Kóshkil, "un viento de la Patagonia"
En la actualidad, quienes habitan la región patagónica, al viento lo llaman simplemente "Viento" u otras veces "Eólo" por el dios de los vientos en la mitología griega.
¿Quiénes antecedieron al hombre blanco como habitantes de las áridas mesetas Patagónicas barridas por el fuerte viento?: El sacerdote salesiano padre Manuel J. Molina -y otros investigadores como Casamiquela, Alejandro Malaspina y el Dr. F. Escalada- hace constar en su escrito que hasta mediados del siglo pasado, la costa atlántica de la Patagonia central (donde con más intensidad se hace sentir el famoso viento patagónico) estaba poblada por el grupo aborigen Téushenkenk o Teushen, una de las cuatro ramas de los tehuelches (estos paulatinamente se fueron relegando hacia la cordillera y el último de ellos falleció en 1948 en Los Antiguos).
Gran parte de la toponimia de la Patagonia central es de orígen Teushen, figurando entre ellos el nombre de la provincia del Chubut (Chupat).Hoy nadie habla de la lengua Teushen. Pero investigadores como el padre Manuel J. Molina pudieron tomar contacto con los últimos y autóctonos Teushen para registrar vocablos de su lengua. Merced a estos trabajos se sabe que la denominación que los Teushen le daban al vehemente viento patagónico era "Kóshkil".
Kóshkil, el vigoroso viento que desde la Cordillera de los Andes se escurre con fuerza entre mesetas, cerros y cañadones buscando impetuosamente las aguas atlánticas y que su derrotero hace girar las enormes hélices que activamente se le enfrentan montadas sobre altas torres metálicas para extraer su inmenso potencial energético.
Como un signo de la prodigalidad energética de Patagonia en la más amplísima variedad de recursos energéticos -tanto no renovable (como el petróleo, carbón y gas) sino también en fuentes no contaminantes e inagotables (como la energía hidráulica, maremotriz y geotérmica), la Patagonia ahora también genera electricidad a partir de otro inmenso recurso renovable como lo es la energía que brinda el viento: la energía eólica.
Kóshkil, el viento que enorgullece a los habitantes patagónicos cuando contempla los imponentes molinos que se erigen en los distintos puntos de la región como Comodoro Rivadavia, Río Mayo, Pico Truncado, Cutral Có y Rada Tilly tal cual estandarte del desafío que se impusieron para extraer parte de la abundante energía que brinda la prodigiosa naturaleza patagónica.
Aclaración: la "sh" debe pronunciarse como "y" consonante, sonido similar al de la "j" en inglés (job jet, John, jazz).
(Punta del Marqués-Rada Tilly)
¿Quiénes antecedieron al hombre blanco como habitantes de las áridas mesetas Patagónicas barridas por el fuerte viento?: El sacerdote salesiano padre Manuel J. Molina -y otros investigadores como Casamiquela, Alejandro Malaspina y el Dr. F. Escalada- hace constar en su escrito que hasta mediados del siglo pasado, la costa atlántica de la Patagonia central (donde con más intensidad se hace sentir el famoso viento patagónico) estaba poblada por el grupo aborigen Téushenkenk o Teushen, una de las cuatro ramas de los tehuelches (estos paulatinamente se fueron relegando hacia la cordillera y el último de ellos falleció en 1948 en Los Antiguos).
Gran parte de la toponimia de la Patagonia central es de orígen Teushen, figurando entre ellos el nombre de la provincia del Chubut (Chupat).Hoy nadie habla de la lengua Teushen. Pero investigadores como el padre Manuel J. Molina pudieron tomar contacto con los últimos y autóctonos Teushen para registrar vocablos de su lengua. Merced a estos trabajos se sabe que la denominación que los Teushen le daban al vehemente viento patagónico era "Kóshkil".
Kóshkil, el vigoroso viento que desde la Cordillera de los Andes se escurre con fuerza entre mesetas, cerros y cañadones buscando impetuosamente las aguas atlánticas y que su derrotero hace girar las enormes hélices que activamente se le enfrentan montadas sobre altas torres metálicas para extraer su inmenso potencial energético.
Como un signo de la prodigalidad energética de Patagonia en la más amplísima variedad de recursos energéticos -tanto no renovable (como el petróleo, carbón y gas) sino también en fuentes no contaminantes e inagotables (como la energía hidráulica, maremotriz y geotérmica), la Patagonia ahora también genera electricidad a partir de otro inmenso recurso renovable como lo es la energía que brinda el viento: la energía eólica.
Kóshkil, el viento que enorgullece a los habitantes patagónicos cuando contempla los imponentes molinos que se erigen en los distintos puntos de la región como Comodoro Rivadavia, Río Mayo, Pico Truncado, Cutral Có y Rada Tilly tal cual estandarte del desafío que se impusieron para extraer parte de la abundante energía que brinda la prodigiosa naturaleza patagónica.
Aclaración: la "sh" debe pronunciarse como "y" consonante, sonido similar al de la "j" en inglés (job jet, John, jazz).
(Punta del Marqués-Rada Tilly)
Laguna Mar Chiquita
Ubicación
En el extremo noreste de la provincia de Córdoba, con costas sobre cuatro departamentos (Río Seco, Tulumba, Río Primero y San Justo). Se accede por Miramar. Es la mayor superficie lacustre de la Argentina y el quinto lago salino del planeta.
Coordenadas geográficas: 30° 23’ S - 62° 46' W.
Nivel y Salinidad
Cota: 69,09 msnm
Salinidad: 46,2 g/L
Cota máxima: 71,79 msnm (2003)
Salinidad máxima: 360 g/L (1991).
Características
Desde el punto de vista geológico, Mar Chiquita es el colector final de una cuenca sin salida al mar, alimentada por los ríos Primero y Segundo, provenientes de las sierras de Córdoba, y por el río Dulce, que se origina en la sierra de Aconquija en Tucumán. Al ser una cuenca cerrada el agua se pierde solamente en forma de vapor que pasa a la atmósfera. Dado que el agua evaporada no lleva minerales, las sales aportadas por los ríos tributarios se van acumulando a través de miles de años, lo que explica el alto contenido de sales de Mar Chiquita.
Se originó hace unos treinta mil años por el levantamiento de una falla geológica de dirección Norte-Sur (Falla Tostado-Selva-Melincué) que levantó las costas Este y Sur, generando un gran dique natural que impidió el drenaje de los ríos afluentes hacia el río Paraná, con quien se comunicaban originalmente.
La superficie de Mar Chiquita ha oscilado enormemente desde que se tienen datos. El nivel más bajo conocido con certeza corresponde al mapa catastral argentino publicado en 1891. La laguna aparece con una superficie de unas 110.000 hectáreas, con medidas máximas de 75 km de Este a Oeste y 35 km de Sur a Norte. A partir de la década de 1970 un aumento sostenido de las lluvias en toda la cuenca determinó que el nivel se elevara en casi 10 metros, inundando parte de la población de Miramar. La mayor superficie se alcanza en el año 2003, cuando las imágenes satelitarias indican una superficie de alrededor de 700.000 hectáreas, con medidas máximas aproximadas de 110 km de Este a Oeste y 95 km de Sur a Norte. En la actualidad la superficie es de alrededor de 600.000 ha, pero debido a que la laguna tiene costas con pendientes muy suaves, la superficie varia muy rápidamente con los cambios de nivel. Estos datos se refieren a la laguna en sí, y no incluyen la superficie ocupada por los bañados del río Dulce, que elevan el área protegida a cerca de un millón de ha. La salinidad del agua varía en función de la dilución que implican los cambios de volumen, por lo que disminuyó de alrededor de 250 gramos por litro en la década de 1970 a 25 g/L en 2003 cuando alcanzó el máximo nivel registrado.
Mar Chiquita es una depresión de muy poca profundidad ubicada en medio de una llanura sedimentaria. La profundidad máxima con el nivel actual (± 70 metros sobre el nivel del mar) se encuentra entre los 9 a 10 m. Debe tenerse en cuenta que esta profundidad se alcanza en áreas muy reducidas debido a que la mayor parte de la laguna tiene profundidades mucho menores, con grandes superficies donde la misma es menor a medio metro, haciendo difícil la navegación. Es posible que el aumento de nivel experimentado a partir de la década de 1980 sea el resultado de los cambios climáticos globales que se están registrando por efecto de la actividad humana, y particularmente por el aumento del dioxido de carbono en la atmósfera. Contribuye a esta idea el hecho de que fenómenos similares se han registrado en otros cuerpos de agua de la región. No obstante, nadie puede asegurar que en el futuro puedan registrarse nuevas variaciones de nivel.
Flora y Fauna
En su superficie de casi seis mil kilómetros cuadrados ofrece la variedad de flora y fauna propias del final del bosque chaqueño en el norte y el comienzo de la llanura pampeana en el sur.
Entre sus extensiones de monte chaqueño, arbustal salino, pastizales inundables, vegetación de ambientes acuáticos y aguas salobres, se pasea una multiplicidad de especies animales que moran en el lugar. Abundan en sus extensos bañados los flamencos rosados, los pejerreyes, los patos, garzas, loros y gallaretas. Allí el puma, el gato montés, el zorro gris, los hurones, nutrias y pecaríes habitan en perfecta libertad y equilibrio bajo un cielo surcado por garzas, cigüeñas, águilas negras y los bellísimos cisnes cuello negro; y, cada tanto, sobrevuela un halcón peregrino. La víbora de la cruz, la cascabel, ampalagua, rana criolla son otras de las especies que alberga este paraíso de quebrachos colorados, algarrobos, chañares y palmeras.
Importancia
Los humedales como Mar Chiquita prestan servicios ecológicos fundamentales y regulan los regímenes hídricos y la biodiversidad, constituyendo un recurso de gran valor económico, científico y recreativo.
Mar Chiquita y los bañados del río Dulce son un tesoro natural para la provincia de Córdoba. Tiene valor paisajístico, por cuanto presenta un escenario de gran belleza que atrae al viajero; valor de biodiversidad, debido a que alberga una gran cantidad de plantas y animales que forman parte del patrimonio natural de Córdoba y de Argentina; y valor arqueológico, ya que en el área se encuentran restos de culturas indígenas (en tiempos remotos los sanavirones hacían de ella su fuente de vida) adaptadas a la vida en los bañados. Además, tiene valor económico para sus habitantes, generando recursos a través del turismo tradicional, el ecoturismo o turismo de la naturaleza, el turismo dedicado al mantenimiento de la salud que aprovecha el valor curativo de sus aguas y fangos. Otra importante actividad económica está representada por la ganadería en los pastizales del Río Dulce y los ingresos generados por la pesca deportiva del pejerrey que tiene a Mar Chiquita como destino destacado.
Las principales sales presentes en la laguna son cloruro de sodio, sulfato de sodio, sulfato de calcio y sulfato de magnesio. Esto le confiere al agua y al fango (sedimento fino con gran cantidad de materia orgánica, color negro y olor desagradable), propiedades curativas que son aprovechadas en el balneario de Miramar.
Este área, por su riqueza natural y la biodiversidad que alberga, ha sido declarada por la provincia de Córdoba como «Reserva de Uso Múltiple Bañados del Río Dulce y Laguna de Mar Chiquita» en el año 1994.
En el extremo noreste de la provincia de Córdoba, con costas sobre cuatro departamentos (Río Seco, Tulumba, Río Primero y San Justo). Se accede por Miramar. Es la mayor superficie lacustre de la Argentina y el quinto lago salino del planeta.
Coordenadas geográficas: 30° 23’ S - 62° 46' W.
Nivel y Salinidad
Cota: 69,09 msnm
Salinidad: 46,2 g/L
Cota máxima: 71,79 msnm (2003)
Salinidad máxima: 360 g/L (1991).
Características
Desde el punto de vista geológico, Mar Chiquita es el colector final de una cuenca sin salida al mar, alimentada por los ríos Primero y Segundo, provenientes de las sierras de Córdoba, y por el río Dulce, que se origina en la sierra de Aconquija en Tucumán. Al ser una cuenca cerrada el agua se pierde solamente en forma de vapor que pasa a la atmósfera. Dado que el agua evaporada no lleva minerales, las sales aportadas por los ríos tributarios se van acumulando a través de miles de años, lo que explica el alto contenido de sales de Mar Chiquita.
Se originó hace unos treinta mil años por el levantamiento de una falla geológica de dirección Norte-Sur (Falla Tostado-Selva-Melincué) que levantó las costas Este y Sur, generando un gran dique natural que impidió el drenaje de los ríos afluentes hacia el río Paraná, con quien se comunicaban originalmente.
La superficie de Mar Chiquita ha oscilado enormemente desde que se tienen datos. El nivel más bajo conocido con certeza corresponde al mapa catastral argentino publicado en 1891. La laguna aparece con una superficie de unas 110.000 hectáreas, con medidas máximas de 75 km de Este a Oeste y 35 km de Sur a Norte. A partir de la década de 1970 un aumento sostenido de las lluvias en toda la cuenca determinó que el nivel se elevara en casi 10 metros, inundando parte de la población de Miramar. La mayor superficie se alcanza en el año 2003, cuando las imágenes satelitarias indican una superficie de alrededor de 700.000 hectáreas, con medidas máximas aproximadas de 110 km de Este a Oeste y 95 km de Sur a Norte. En la actualidad la superficie es de alrededor de 600.000 ha, pero debido a que la laguna tiene costas con pendientes muy suaves, la superficie varia muy rápidamente con los cambios de nivel. Estos datos se refieren a la laguna en sí, y no incluyen la superficie ocupada por los bañados del río Dulce, que elevan el área protegida a cerca de un millón de ha. La salinidad del agua varía en función de la dilución que implican los cambios de volumen, por lo que disminuyó de alrededor de 250 gramos por litro en la década de 1970 a 25 g/L en 2003 cuando alcanzó el máximo nivel registrado.
Mar Chiquita es una depresión de muy poca profundidad ubicada en medio de una llanura sedimentaria. La profundidad máxima con el nivel actual (± 70 metros sobre el nivel del mar) se encuentra entre los 9 a 10 m. Debe tenerse en cuenta que esta profundidad se alcanza en áreas muy reducidas debido a que la mayor parte de la laguna tiene profundidades mucho menores, con grandes superficies donde la misma es menor a medio metro, haciendo difícil la navegación. Es posible que el aumento de nivel experimentado a partir de la década de 1980 sea el resultado de los cambios climáticos globales que se están registrando por efecto de la actividad humana, y particularmente por el aumento del dioxido de carbono en la atmósfera. Contribuye a esta idea el hecho de que fenómenos similares se han registrado en otros cuerpos de agua de la región. No obstante, nadie puede asegurar que en el futuro puedan registrarse nuevas variaciones de nivel.
Flora y Fauna
En su superficie de casi seis mil kilómetros cuadrados ofrece la variedad de flora y fauna propias del final del bosque chaqueño en el norte y el comienzo de la llanura pampeana en el sur.
Entre sus extensiones de monte chaqueño, arbustal salino, pastizales inundables, vegetación de ambientes acuáticos y aguas salobres, se pasea una multiplicidad de especies animales que moran en el lugar. Abundan en sus extensos bañados los flamencos rosados, los pejerreyes, los patos, garzas, loros y gallaretas. Allí el puma, el gato montés, el zorro gris, los hurones, nutrias y pecaríes habitan en perfecta libertad y equilibrio bajo un cielo surcado por garzas, cigüeñas, águilas negras y los bellísimos cisnes cuello negro; y, cada tanto, sobrevuela un halcón peregrino. La víbora de la cruz, la cascabel, ampalagua, rana criolla son otras de las especies que alberga este paraíso de quebrachos colorados, algarrobos, chañares y palmeras.
Importancia
Los humedales como Mar Chiquita prestan servicios ecológicos fundamentales y regulan los regímenes hídricos y la biodiversidad, constituyendo un recurso de gran valor económico, científico y recreativo.
Mar Chiquita y los bañados del río Dulce son un tesoro natural para la provincia de Córdoba. Tiene valor paisajístico, por cuanto presenta un escenario de gran belleza que atrae al viajero; valor de biodiversidad, debido a que alberga una gran cantidad de plantas y animales que forman parte del patrimonio natural de Córdoba y de Argentina; y valor arqueológico, ya que en el área se encuentran restos de culturas indígenas (en tiempos remotos los sanavirones hacían de ella su fuente de vida) adaptadas a la vida en los bañados. Además, tiene valor económico para sus habitantes, generando recursos a través del turismo tradicional, el ecoturismo o turismo de la naturaleza, el turismo dedicado al mantenimiento de la salud que aprovecha el valor curativo de sus aguas y fangos. Otra importante actividad económica está representada por la ganadería en los pastizales del Río Dulce y los ingresos generados por la pesca deportiva del pejerrey que tiene a Mar Chiquita como destino destacado.
Las principales sales presentes en la laguna son cloruro de sodio, sulfato de sodio, sulfato de calcio y sulfato de magnesio. Esto le confiere al agua y al fango (sedimento fino con gran cantidad de materia orgánica, color negro y olor desagradable), propiedades curativas que son aprovechadas en el balneario de Miramar.
Este área, por su riqueza natural y la biodiversidad que alberga, ha sido declarada por la provincia de Córdoba como «Reserva de Uso Múltiple Bañados del Río Dulce y Laguna de Mar Chiquita» en el año 1994.