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"El oro azul de La Provenza "

La naturaleza provenzal inspiró al pintor holandés Vincent Van Gogh uno sus más famosos cuadros, “Los girasoles”. Hoy junto a la flor de lavanda son los símbolos del colorido de la Provenza.
Desde los tiempos más remotos, la flor de lavanda ha sido el ingrediente básico de cocciones curativas, jabones y perfumes.
En la Alta Provenza crece en abundancia, a 600 metros de altitud, en el rocoso y árido suelo de las montañas de Luberon y Vanclouse.


La flor de lavanda en la historiaSu nombre proviene del latín "lavare" que significa lavar.
Esta flor azul, "el alma de la Alta Provenza" según Giono, ha sido descubierta en Persia en la Antigüedad. Importada por los romanos, la utilizaban para perfumar el baño y su ropa recién lavada. También encontramos trazas de aceite esencial de lavanda sobre las vendas utilizadas por los egipcios para los embalsamamientos.
A principios del siglo pasado la demanda de la flor azul aumentó a la par que el desarrollo de la industria del perfume. Hoy, además, se ha convertido en un ingrediente fundamental para los tratamientos naturales contra el estrés y el insomnio.
En la pequeña aldea de Ferrassiéres, que acoge el Festival de la Lavanda durante la primera semana del mes de julio, los lugareños se visten con los trajes tradicionales y los puestos callejeros ofrecen a los numerosos visitantes bolsitas y jabones de lavanda, ramos de flores, aceites y patés. También se puede ver la siega con hoz de los campos de lavanda y el proceso de destilación de la flor.

El tiempo de la cosecha
La época de florecimiento y de cosecha de los campos de lavanda es entre julio y finales de agosto. Con un movimiento regular, las chicas jóvenes recogen las flores de cada ramita y las tiran a los grandes cestos. Luego, se destila la cosecha en el respeto a la tradición gracias a los alambiques de vapor de agua. De esta destilación nace el precioso líquido, el aceite esencial de Lavanda.

"La ruta de la lavanda"
Orange (situada al norte del Departamento de Vaucluse), una ciudad romana famosa por sus monumentos antiguos, es el lugar ideal para iniciar la visita de la Ruta de la Lavanda, un recorrido de uno o dos días por la zona situada al norte de la ciudad y que desde Orange hasta Forcalquier constituye la región de cultivo de los campos de lavanda, la planta provenzal por excelencia.
(Situada en plena Provenza, los datos de la agencia de estadística francesa afirman que Orange es la ciudad de Francia con las temperaturas medias más altas, por ello en verano el buen tiempo, a veces abrasador, está garantizado. Los inviernos son suaves, pero al encontrarse en mitad del valle del Ródano la ciudad como toda la región rodaniana es afectada, y mucho, por un feroz viento frío, el Mistral. Los datos estadísticos cuentan que uno de cada tres días sopla este helador viento, así que cuidado.)
La leyenda de la lavanda
Cuentan que la hermosa hada Lavandula, rubia con ojos azules, nació entre las lavandas salvajes de la montaña de Lure. Un día que iba buscando un lugar para quedarse mientras recorría su cuaderno de paisajes, se paró ante la página de la Provenza y se puso a llorar al ver los pobres terrenos incultos y resultó que lágrimas color lavanda mancharon la página abierta. Al intentar tapar su torpeza, el hada secó sus ojos azules pero ocurrió lo contrario cuando finas gotitas se desparramaron otra vez sobre la página. Desesperada, sobrepuso un gran lienzo de cielo azul sobre esta Provenza para olvidar de una vez todas esas manchas.Desde aquel día la lavanda crece en estos terrenos y las jovencitas rubias de esta región tienen en sus ojos azules lentejuelas irisadas de color malva lavanda, sobretodo cuando por una tarde veraniega, miran al cielo metálico cayendo sobre los campos de lavanda en flor.

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